MEDITACIONES

de     F. F.

Juan 8: La mujer adúltera, la gracia inefable


Léase por favor Juan 8:1-12


Cada uno se fue a su casa; y Jesús se fue al monte de los Olivos. Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él.

Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. Lucas 9:58

Aunque apreciamos las divisiones de la Biblia en capítulos, es bueno a veces observar como ellos interrumpen el flujo del texto. Capítulo 7 termina con los lideres incrédulos cerrando sus mentes y oídos a la amonestación de Nicodemo, simplemente diciendo que la ley reclama que se escucha antes de condenar, y ellos no quisieron escuchar la ley. Así que, con este dicho se fueron a sus casas mientras el Hijo de Dios rechazado, que no tenía casa en este mundo, se fue al monte de los Olivos. Pero con su gracia ilimitada, volvía en la mañana para buscar y salvar lo que se había perdido, aunque fuera una mujer pecadora.

Pero estos lideres, afirmando que el pueblo era maldito por su ignorancia de la ley. Mas esta gente que no sabe la ley, maldita es. Ellos, que sabían la ley (aunque no se puede decir que la conocían, pues eso veremos justo ahora) piensan con la ley confundir la gracia de Jesús, que si conocían por lo poco que lo habían visto y oído. Pensaron que habían encontrado la forma de atrapar a Jesús con la ley y eliminar o por lo menos limitar su gracia. Entonces ellos pusieron a la mujer pecadora en medio y citaron la ley de Moisés contra ella. El resultado no fue el que esperaban. El Señor volvió la ley sobre ellos como un reflector, y su poder de convencimiento llegó incluso a sus endurecidas conciencias.

Pero, desviando por un momento, ¿Qué tal el hombre quien tenía que haber estado involucrado en el pecado? Algo importante, mis queridos hermanos varones, que he notado es que nosotros los hombres tendemos a tratar igual como estos hombres hipócritas, haciendo más destacado a las mujeres en el pecado moral que a los hombres. ¿Cómo puede ser que se excusa o por lo menos se disminuye el pecado de adulterio cuando es un hombre, pero se aumenta cuando es una mujer? ¿Puede ser que tal pecado es más importante por la mujer que por el hombre? ¿O acaso nosotros los varones, conociendo nuestras viejas naturalezas tan bueno, compadecemos más con el pecado del varón? No seamos, mis hermanos varones, hipócritas como estos fariseos.

Volviendo a estos hombres, mirando a Jesús arrodillado en la tierra escribiendo algo, deberían haber reflexionado sobre el dedo de Dios que escribía en las tablas de piedra en el tiempo de Moisés. También, deberían haber pensado de la mano (sin cuerpo) que escribía la condenación del rey Belsasar. En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que escribía. Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra. Daniel 5:5-6 Que exactamente escribía el Señor Jesús no sabemos, aunque muy posible es que escribía los diez mandamientos, como otros han sugerido. La ley inflexible fue escrita en la piedra inflexible; El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. Hebreos 10:28 Ya que no se puede torcer la ley como se tuerce el caucho. Pero lo escrito en la tierra se puede borrar, y Cristo mismo entró en el polvo en la cruz, según el Salmo 22:15 Me has puesto en el polvo de la muerte. Allí en la cruz, él hizo la expiación por los pecados que nos hubieran también a nosotros condenados totalmente.

En Apocalipsis 5 leemos la pregunta ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Y también, la respuesta Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. El único digno era el Cordero de Dios, él que en este momento estaba frente los lideres de Israel con sus acusaciones contra la mujer pecadora. Pero frente la luz del mundo, ¿Cómo podían quedarse con sus acusaciones cuando sus propias conciencias los condenaron a ellos? Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros. Se supone que los mayores se dieron cuenta primero de su montaña de pecado que habían amontonado por sus años. Pero el Cordero de Dios, que iba a llevar los pecados de la mujer culpable, podía mostrar la gracia a la mujer con las palabras benditas Ni yo te condeno; vete, y no peques más.

El verso que sigue se conecta que esta circunstancia; Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Los lideres, por no reconocer la luz de Jesús, no tomaban cuenta más allá de encontrarse conquistados por la misma ley que querían usar para atrapar a Jesús. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. Juan 1:17 Quedaron condenados, pues la ley en que jactaron, revelada por la luz de Jesús, los condenó y no querían la gracia y verdad que vino al mundo por Jesucristo.

¡Que Dios nos ayude que hoy día demos loor al que contestó las demandas de la ley, sufriendo la pena de la cruz por rescatarnos a nosotros, de otro modo tan condenados como estos hipócritas!

Felipe Fournier
4 junio de 2023