Hay mucho escrito sobre la mujer samaritana y los samaritanos que creyeron en la palabra del Señor, sin haber visto ningún milagro. Está en contraste con el capítulo 2 que nos dice Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto?
Pablo nos enseña en 1 Corintios 1:22 Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría.
La señal por los judíos anuncio el Señor en el capítulo 2 de nuestro evangelio; Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
Así la resurrección de los muertos de Jesus es lo que por fin, es la señal de quien era Jesús, no solo Mesías de Israel, sino Hijo de Dios y Salvador del mundo, como testificaba la mujer samaritana.
Entonces, ¿Por qué tenemos aquí en el fin de este capítulo, otro evento relacionado con los judíos y la fe? Me parece que sigue la manifestación de quien era Jesús, que por su solo palabra podía curar a la distancia. Cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta; porque también ellos habían ido a la fiesta.
Así la atracción por los judíos era por lo que habían visto. Pero la fe cree sin haber visto y es la fe que agrada a Dios, sin la cual no se puede agradar a Dios, según Hebreos 11:6; Pero sin fe es imposible agradar a Dios.
El hombre, oficial del rey, sin duda con ciertas ventajas por su posición, no podía hacer nada por su hijo, y así es tantas veces en este mundo. Steve Jobs, por ser hombre riquísimo por su invención y explotación de la computadora Apple y el iPhone, no podía salvar su vida del cáncer. Así los judíos, por todas sus ventajes de ser los escogidos, el pueblo de Dios, no se podían salvar. Como dijo Pablo en Efesios 2:3 éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Pero continuando nuestro capítulo 4, este padre siente su necesidad. Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir. Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis.
Si recordamos el centurión de Lucas 7:7, recordamos sus palabras di la palabra, y mi siervo será sano.
Era una fe no conocida en Israel e incluso con este señor, piensa que Jesús tiene que venir a su casa para sanar a su hijo. Pero fue probado a ver si era como los otros, que querían ver señales. En su amor por su hijo y su aflicción de espíritu, sus palabras llegan siendo más profundas y sinceras; Señor, desciende antes que mi hijo muera.
Confesando su necesidad desperada, casi pienso escuchar el ruego en sus palabras. Pero igual como el siervo del centurión, no era necesario que el Señor fuera a su casa. El hombre escucha las palabras del Señor Jesús Ve, tu hijo vive
y las cree. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.
Su fe no fue decepcionada, sino Jesús se probó digno de tal fe, y el resultado era tal como anhelaba. Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa.
No estoy seguro si tenemos algo de interpretación dispensacional en esta última parte del capítulo pero me gusta pensar que vemos al remanente de Israel en el día futuro como ejemplo del hombre, el padre del niño. Es incapaz de encontrar forma de salvarse; clama a Jesús y su fe es probada. Así el remanente el aquel día van a clamar por salvación de sus enemigos, y a través de sufrimiento, llegan a una fe sólida en su Mesías que al principio no ven, el Señor Jesús, en vez de creer en las señales visibles que hace el anticristo. 2 Tesalonicenses 2:9 Inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.
Si estoy equivocado, no tenga miedo de corregirme, por favor.
2 abril de 2023