MEDITACIONES

de     F. F.

Esdras 10: La humillación del pueblo Israel


Léase por favor Esdras 10


“Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia … les dijo: Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia, sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas…” Hechos 20:17-19

“Deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo.” 2 Timoteo 1:4

“Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.” Lucas 7:37-38

“Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba el pueblo amargamente.”

No siempre son las lágrimas una demostración de arrepentimiento verdadero, sino de una emoción profunda, especialmente tocando a los hombres en muchas sociedades y culturas, donde las lágrimas mostradas por hombres se considera una seña de debilidad. Pero las lágrimas mencionadas arriba eran toditas emociones motivadas por amor verdadero y en el caso de la mujer de Lucas 7, igual con Esdras y la multitud del pueblo que se sentía con él lo grande de su pecado, era una prueba de arrepentimiento real.

No debemos tener en poco lo que puede lograr el ejercicio de un individuo ante Dios para la asamblea en general. “Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel.” Así el pueblo, observando e interpretando bien lo que pesaba a Esdras, empezaron de sentir el pecado que antes había ignorado. “Entonces respondió Secanías … y dijo a Esdras: Nosotros hemos pecado contra nuestro Dios…” El pronuncio de Secanías era dicho en frente de todos, pero seguro que antes había un arrepentimiento privado ante Jehová, pues vemos como dijo él “mas a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel.” Como leemos en 1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” Claro que Secanías no pudo haber conocido de la sangre de Cristo ni de su muerte propiciatoria, pero se le había dado por Jehová un entendimiento que no era una situación sin esperanza.

Satanás trabaja en varias maneras para desviarnos de la senda de la fe. Primero, nos engaña con el pecado para hacernos deshonrar al Señor, y después nos abandona en nuestra miseria de una conciencia mala, diciéndonos que no hay como arrepentir y volver. Es cierto lo que nos enseña la Biblia en Gálatas 6:7 “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Aun así, sabemos que hay esperanza que volvamos de corazón a nuestro Dios. Un hermano muy amado que ministraba la palabra entre nosotros (ya está con el Señor hace muchos años) siempre nos decía “El diablo no es vuestro amigo.” Satanás nos influye para que pequemos, pero no está listo para consolarnos de la mala conciencia que llevamos después.

Hay otras lecciones que podemos aprender, acerca de la necesidad a veces de la disciplina en la asamblea en el día de hoy. Se nota que había dificultades muy grandes pues dicen “somos muchos los que hemos pecado en este negocio.” La verdad de que un pecado es muy común no quiere decir que es entonces aceptable. Somos susceptibles a este engaño, pues en el mundo hay un nivel de moralidad que parece ser sin fondo. Toda cosa inmoral ha llegado a ser aceptable en el mundo malo, pero no debe de influir al creyente, pues Dios no ha cambiado su estándar. Pero la cosa se complicaba a través de la extensa que era el pecado. “Pero el pueblo es mucho, y el tiempo lluvioso, y no podemos estar en la calle; ni la obra es de un día ni de dos, porque somos muchos los que hemos pecado en esto.” A veces es así, cuando hay pecado en la asamblea y las cosas son complicadas. Tampoco estaban de acuerdo todos en lo que había de hacer; “Solamente Jonatán hijo de Asael y Jahazías hijo de Ticva se opusieron a esto, y los levitas Mesulam y Sabetai les ayudaron.” No sabemos cómo era su oposición ni tampoco como lo expresaron, pero nos ayuda a ver que una decisión de la asamblea casi nunca llega siendo unánime. Pensamos que debemos purgar el pecado de una vez, pero no es siempre posible por cosas prácticas (el tiempo lluvioso) y por otras cosas que pueden ser obstáculos. Así nos anima que no desmayemos cuando es necesario practicar paciencia para que la mesa del Señor quede limpia.

Para mí el fin del capítulo es lo más triste. “Todos estos habían tomado mujeres extranjeras; y había mujeres de ellos que habían dado a luz hijos.” Despidieron a las esposas extrañas (cosa que hoy en día no sería posible ni recomendable) pero ¿qué pasó con los hijos? No dice nada más, pero creo que es notable que había cosas que aun ellos no podían deshacer. Así que, si nos alejemos del Señor, va a haber tristes frutos de nuestra desobediencia que no vamos a poder corregir, aunque personalmente siempre hay senda de volver a tener comunión con el Señor. Así que, Señor Jesús, ¡guárdenos para que no te deshonremos en nuestras vidas!

Felipe Fournier
13 junio de 2021