“Cuando oí esto, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté angustiado en extremo.”
“Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos.” Nehemías 13:25
“Yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años. Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza.” Daniel 9:1-3
Es interesante ver la gran diferencia entre estos tres hombres, cada uno un siervo fiel de Jehová, Dios de Israel. La sencillez de la fe de Esdras y Daniel me parece ser lo mas indicado por la situación que se presentaba. Recordamos en los evangelios como fue enviado primero que nuestro Señor Jesús se presentaba al pueblo Israelita Juan Bautista. “Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.” Mateo 3:5 Se sabe que Esdras y Daniel no habían participado en el pecado nacional de idolatría, y en el caso de Esdras, una esposa pagana. Mucho más, el Señor Jesús, hijo de Dios eterno, no tenia de que arrepentirse. Pero, de todos modos, se identificaba con el remanente de judíos que reconocían su pecado y fueron bautizados por Juan. “Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.” Mateo 3:14-15
Así Esdras se identificaba con la nación de Israel en el estado de la ruina y el pecado en que se encontraron.
Nos da un buen ejemplo Esdras acerca de un arrepentimiento profundo y completo. Confesaba el pecado en toda su plenitud, sin esconder a nada, hasta citar exactamente los versículos que tenían que ver con los mandamientos de Jehová que habían quebrantado. “Porque nosotros hemos dejado tus mandamientos, que prescribiste por medio de tus siervos los profetas, diciendo: La tierra a la cual entráis para poseerla, tierra inmunda es a causa de la inmundicia de los pueblos de aquellas regiones, por las abominaciones de que la han llenado de uno a otro extremo con su inmundicia. Ahora, pues, no daréis vuestras hijas a los hijos de ellos, ni sus hijas tomaréis para vuestros hijos, ni procuraréis jamás su paz ni su prosperidad.” Esdras estaba citando desde Éxodo 34:12 “Guárdate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti.”
También Esdras justificaba a Dios en todo, no echándole la culpa a Dios como hizo Adán “La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.” Génesis 3:12 En cambio, Esdras dijo “Jehová, Dios de Israel, tú eres justo.” Además, Esdras notaba que no podía continuar en su pecado; era necesario algo más que puras palabras. La acción tenía que seguir la humillación y la confesión. “Pues que hemos quedado algunos salvos, como este día, henos aquí delante de ti en nuestros delitos; porque no es posible subsistir en tu presencia á causa de esto.”
Los Proverbios nos da una buena enseñanza sobre el tema de arrepentimiento y sus resultados. “El que encubre sus pecados, no prosperará: Mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia.” Proverbios 28:13 La Biblia no espera que continuemos en el pecado, sino que nos apartemos y abandonemos el pecado después de haberlo confesado.
En el capítulo que sigue, Dios mediante notaremos como se apartaron de las esposas y de sus hijos. Hoy en día, no creo que es posible ni que es la mente de Dios que se haga así. Como dice en Eclesiastés 1:15 “Lo torcido no se puede enderezar.” Hay cosas que no podemos deshacer. Si uno se casa con un inconverso o inconversa, no es una situación que se puede corregir por el divorcio. Por eso es tan importante no entrar en un yugo desigual que puede ser por toda la vida. Que el Señor nos guarde a cada cual.
6 junio de 2021