Estoy de viaje y tengo poco tiempo, pero quería compartir unas cuantas meditaciones sobre los últimos versículos de Esdras 6.
“También los hijos de la cautividad celebraron la pascua a los catorce días del mes primero.”
“Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.” 1 Corintios 5:7-8
En estos versículos de 1 Corintios 5, un capítulo principalmente triste por su carácter teniendo que ver con la diciplina en la asamblea, nos sobresalta este versículo precioso incluyendo las benditas palabras “nuestra pascua, que es Cristo…”
La pascua, introducida en Egipto en Éxodo 12, es la primera vez en la escritura donde se menciona la sangre y captamos la verdad de la redención. Nuestro hermano Douglas Jacobsen nos introdujo esta verdad hace poco en una reunión de Zoom. Después me envió mensaje comentando que nadie dijo nada y le contesté que creía que era porque nunca habíamos meditado tal cosa. Pero es cierto; no se menciona la sangre del sacrificio hasta Éxodo 12; ni con la oveja de Abel, ni los sacrificios de los patriarcas. Solo cuando se introduce la redención de Egipto, un pueblo comprado con sangre se nos presenta. Antes, Dios había hecho diferencia entre el pueblo de Israel, separándolos del juicio que callaba sobre Egipto, solo por su elección y misericordia soberano. Pero en el capítulo 12 de Éxodo, el pueblo de Israel necesitaba la redención con la sangre, y si no, el juicio hubiera caído sobre ellos igual como caía sobre los egipcios. Que sepamos, los israelitas eran totalmente obedientes de ungir sus puertas con la sangre del cordero. “Los hijos de Israel fueron e hicieron puntualmente así, como Jehová había mandado a Moisés y a Aarón.” Ninguno de los egipcios obedecía, pues nos dice “no había casa donde no hubiese un muerto.” Éxodo 12:28-30
Este pequeño remanente celebraba la pascua en la fecha indicada. Muy pocas veces había sido celebrada. Se menciona su celebración durante los reinos de Ezequías y Josías. En los tiempos de Ezequías había bastante confusión y pobreza espiritual. Por las fallas que había, demoraron para celebrar la pascua hasta el catorce del segundo mes en vez del primero. Además, “Porque había muchos en la congregación que no estaban santificados, y por eso los levitas sacrificaban la pascua por todos los que no se habían purificado, para santificarlos a Jehová. Porque una gran multitud del pueblo de Efraín y Manasés, y de Isacar y Zabulón, no se habían purificado, y comieron la pascua no conforme a lo que está escrito. Mas Ezequías oró por ellos, diciendo: Jehová, que es bueno, sea propicio a todo aquel que ha preparado su corazón para buscar a Dios, a Jehová el Dios de sus padres, aunque no esté purificado según los ritos de purificación del santuario. Y oyó Jehová a Ezequías, y sanó al pueblo.” 2 Crónicas 30:18-20 Pero aquí notamos, después de mucha flaqueza y debilidad en cuanto la construcción del templo, todo estaba en orden para la celebración de la pascua y los panes sin levadura. “También los hijos de la cautividad celebraron la pascua a los catorce días del mes primero. Porque los sacerdotes y los levitas se habían purificado a una; todos estaban limpios, y sacrificaron la pascua por todos los hijos de la cautividad, y por sus hermanos los sacerdotes, y por sí mismos. Comieron los hijos de Israel que habían vuelto del cautiverio, con todos aquellos que se habían apartado de las inmundicias de las gentes de la tierra para buscar a Jehová Dios de Israel.”
Se nota la unidad de esta pascua; había algunos que se quedaron en la tierra a pesar de la destrucción de Jerusalén, el templo, y el cautiverio a Babilonia. Y entre ellos había algunos “que se habían apartado de las inmundicias de las gentes.” Así nos hace pensar que la mesa del Señor es un lugar abierto a toda persona, comprado con la sangre de Cristo, y apartado de las inmundicias de las gentes. Que Dios nos ayude tener un corazón grande reconociendo todo creyente en Cristo representado en el pan no quebrado. “Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.” 1 Corintios 10:17
9 mayo de 2021