“Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella. Vino palabra de Jehová a mí, diciendo: Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros. Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra.” Zacarias 4:6-10
“En el octavo mes del año segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo…” Zacarias 1:1 Si recordamos, Hageo empezó a profetizar en el mes sexto del segundo año de Darío, rey de Persia. Así escuchamos el profeta Zacarías profetizando dos meses después, cuando ya habían empezado de nuevo el trabajo de construcción en el templo. Y yo creo que Zacarías y Hageo no solo profetizaron, sino también ayudaban con el trabajo de la construcción, según el versículo 2 de Esdras 5; “comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban.”
Veo varias cosas interesantes en la profecía de Zacarias que son muy diferentes al ministerio profético de Hageo, que por nosotros hermanos simples, son más fáciles de entender. Pero lo de este capitulo 4 de Zacarias, dicho dos meses después que volvieron a construir, nos enseña que la lamentación hecha al principio de la obra de construcción (las lagrimas de los ancianos que habían visto la primera casa con su gloria) incluía otros que “menospreciaron el día de las pequeñeces…” La palabra “menospreciar” lleva el sentimiento de desprecio y falta de satisfacción. Las lagrimas eran correctas; pero creo que el menosprecio no era. Así en el día nuestro, vemos con tristeza que hay cosas lamentables entre los hermanos congregados al nombre del Señor. Es bueno sentir la debilidad nuestra; pero de menospreciar la humildad de ser congregado al solo nombre del Señor no es bueno.
Pero vemos como había un cambio en los que menospreciaron; se animaron, viendo uno que salió con la plomada en su mano, Zorobabel. ¿Quién era Zorobabel? Era hijo de David, en la línea real. (Léase 1 Crónicas 3:10-19 para la prueba.) En otras palabras, debería haber sido el rey, si no fuera por la triste apartada e idolatría de la nación. ¿Era dotado para la construcción? No sé, pero muy posible que no. Pero había algo que hacer y era necesario que alguien lo hiciera. Tomaba su plomada y salió a la obra. Y otros viendo su osadía, se animaron y trabajaban con él, aunque antes quizás habían menospreciado la obra. Y no solo ayudaron, sino que lo hicieron con gozo.
Hermanos, quiero decir que tenemos motivo de ayudar en la construcción. Es popular en el día de hoy destruir. En el año pasado, ha habido bastante destrucción en las protestas aquí en el EU. Están esperando que hayan mas. Se justifican, diciendo que están protestando la injusticia, pero a la vez, están destruyendo negocios de personas que no están relacionadas en cualquier forma con la injusticia y no se les ocurre que es una hipocresía. Este es el mundo, y allí no esperamos otra cosa; pero en la asamblea, hermanos, no seamos así. Animemos los unos a los otros. Acaso un joven, humildemente se levanta para adorar el Señor en voz alta en el partimiento de pan. Por su falta de experiencia, acaso sus palabras no son exactamente como se espera; ¿lo criticamos? Tengamos cuidado hermanos, si hay muchos eventos de silencio, que no sea por un espíritu de crítica. Anímenos a los que desean construir y si hay necesidad de corrección, que sea en el espíritu de amor.
Tengo unas cuantas cosas más, pero me falta tiempo hoy día. Continuamos la semana que viene, Dios mediante.
18 abril de 2021