MEDITACIONES

de     F. F.

Esdras 2: Los nombres escritos


Léase por favor Esdras 1:5-11, Esdras 2


“Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y levitas, todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios para subir a edificar la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén.”

Notamos las palabras “todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios para subir a edificar la casa de Jehová…” “Despertar” es una palabra que se usa a menudo en la escritura y tiene un significado mas amplio que simplemente levantarse por la mañana después de una noche de dulce sueño. Notamos algunos ejemplos. En el monte de la transfiguración vemos “Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús…” Lucas 9:32 En la parábola de la cizaña, leemos “El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.” Mateo 13:24-25 Otra vez vemos los discípulos en el jardín de Getsemaní; “Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo… Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” Mateo 26:38-41. Hay mas ejemplos, pero creo que basta por el momento darnos a entender que el dormir puede tener un sentido espiritual de perder la vigilancia, ambos de la obra del enemigo, y de nuestra condición delante de Dios.

¿Despertaron muchos para regresar a Jerusalén? No, realmente eran pocos. Si no me equivoco, era 42,360. ¿Qué porcentaje era de los que vivían en Babilonia, que se animaron para regresar? ¿Acaso un porciento? Siendo que no sabemos cuántos sobrevivientes había que fueron llevados a la cautividad, no estamos seguros. Sin embargo, habían pasado setenta años y a lo mejor habían tenido muchos niños en estos años en Babilonia. Suficiente es ver que no eran muchos. ¿Qué tal usted, querido lector? ¿Es usted uno de los “cuyo espíritu Dios ha despertado”, para encontrarse en su mesa, recordándolo en su muerte tal como él nos pidió? Acaso usted me dijera “pero no hay ningún mandato.” Es muy cierto esto, que el Señor Jesús no nos ha mandado, igual como David en el relato en 2 Samuel 23 no mandó a los valientes que fueran a recogerlo agua del pozo de Belén. No, en cambio solo nos dice “Y David dijo con vehemencia: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!” Sus hombres eran por los menos cuatrocientos, y no se sabe cuántos de ellos lo escucharon decir estas palabras. Pero, tres hombres valientes, conociendo el deseo de David, y ardientes en su amor para su líder, arriesgaron sus vidas y fueron a traer el agua. El Señor Jesús nos dijo “haz esto en memoria de mí.” José dijo al copero de Faraón “Acuérdate, pues, de mí cuando tengas ese bien…” Génesis 40:14. Pero ¿qué pasó? “Y el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó.” ¿Vamos a ser nosotros como los valientes de David, o como el copero de Faraón? ¿Vamos a ser como estos 42,360 o como los millones quizás que se quedaron en Babilonia?

Se nota que muchos vieron con animo el anuncio de Ciro, y ayudaron económicamente a los que fueron, pero no tenían el animo suficiente para irse ellos mismos. ¿Cuidaba Jehová a los que se quedaron en Babilonia? Claro que sí; leemos algo de su historia en el libro de Esther.

Hay muchos nombres mencionados en el capítulo 2 y no tengo mucho comentario sobre los nombres, menos notar que Jehová apreciaba cada cual. Entre ellos había bastante defecto, como vemos en los versos 61 a 63; “Y de los hijos de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y fue llamado por el nombre de ellas. Estos buscaron su registro de genealogías, y no fue hallado; y fueron excluidos del sacerdocio, y el gobernador les dijo que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote para consultar con Urim y Tumim.” Para mi es de mucha instrucción ver como estos judíos, reconociendo su debilidad que no tenían el discernimiento (del cual nos habla el consultar con Urim y Tumim) tenían que esperar en Jehová. Acaso esto tiene una voz por los que quieren profesar el poder de los primeros capítulos de Hechos; quieren este poder para hacer milagros y hablar en lenguas. Pero igual como este remanente débil reconocían su perdida del registro de genealogías, así nosotros debemos reconocer que no vivimos en los días de los apóstoles. Por eso no apuntamos a ancianos o obispos; no tenemos autoridad para hacerlo.

O querido amigo, ojalá que no se siente desanimado viendo que hay pocos que hayan despertado para contestar la petición del Señor Jesús “Haced esto en memoria de mí.” O quizás usted este desanimado viendo la falta de energía y lealtad entre los que si lo hacen. Veremos esto entre este remanente débil también, Dios mediante, pero había bendición por los que con humildad andaban en obediencia.

FELIPE FOURNIER
14 marzo de 2021