2 Samuel 9
David protege at hijo de Jonatán
(9:5) Y envió el rey David, y tomólo de casa de Machîr hijo de Amiel, de Lodebar. (9:6) Y venido Mephi-boseth, hijo de Jonathán hijo de Saúl, á David, postróse sobre su rostro, é hizo reverencia. Y dijo David: Mephi-boseth. Y él respondió: He aquí tu siervo.
(9:7) Y díjole David: No tengas temor, porque yo á la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonathán tu padre, y te haré volver todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre pan á mi mesa. (9:8) Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires á un perro muerto como yo?
(9:9) Entonces el rey llamó á Siba, siervo de Saúl, y díjole: Todo lo que fué de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor. (9:10) Tú pues le labrarás las tierras, tú con tus hijos, y tus siervos, y encerrarás los frutos, para que el hijo de tu Señor tenga con qué mantenerse; y Mephi-boseth el hijo de tu señor tenga con qué mantenerse; y Mephi-boseth el hijo de tu señor comerá siempre pan á mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos. (9:11) Y respondió Siba al rey: Conforme á todo lo que ha mandado mi Señor el rey á su siervo, así lo hará tu siervo. Mephi-boseth, dijo el rey, comerá á mi mesa, como uno de los hijos del rey. (9:12) Y tenía Mephi-boseth un hijo pequeño, que se llamaba Michâ. Y toda la familia de la casa de Siba eran siervos de Mephi-boseth. (9:13) Y moraba Mephi-boseth en Jerusalem, porque comía siempre á la mesa del rey; y era cojo de ambos pies”. 2 Samuel 9:1–13
2 Samuel 16:1-4
Siba trae provisiones a David
2 Samuel 19:20-24
(19:24) También Mephi-boseth hijo de Saúl descendió á recibir al rey: no había lavado sus pies, ni había cortado su barba, ni tampoco había lavado sus vestidos, desde el día que el rey salió hasta el día que vino en paz”. 2 Samuel 19:20-24
Meditamos la semana pasada como la ley enseñaba “ojo por ojo” o sea, que se pague a otro la ofensa. Puede ser que esto es según la justicia, pero no es según los principios cristianos introducidos por el Señor Jesús. De todos modos tenemos en el antiguo testamento una historia tan bonita que enseña una lección sobre la gracia recibida, y la gracia administrada. Acaso se acuerdan de la historia de Mefi-boset, pero si no, se puede leer su bonita historia de en 2 Samuel 9. Es la historia de un hombre, hijo de Jonatán pero miedoso de David, pues su abuelo había pasada varios años intentando matarle a David. Pero no fue venganza que quedaba en el corazón de David, sino un deseo por amor de su amistad con Jonathan mostrarle amor y gracia a alguien de sus hijos, y resulta que era Mefi-boset el escogido para ser recipiente de su gracia. Desde el principio vemos que la vida de Mefi-boset quedó muy cambiada por su encuentro con David, por haber pasado muchas horas en su mesa, disfrutando una relación que no había creído posible. David le había prometido hacerle heredar las tierras de su abuelo, pero en verdad Mefi-boset nunca mostraba interés en la herencia; a él le interesaba la persona de David.
Llegó el día cuando David tuvo que huirse de Jerusalén por miedo de su hijo malvado, Absalón. Mefi-boset quiso ir con él, pero por un engaño de su siervo Siba, no pudo ir. Quedaba en su casa desconsolado por la ausencia del hombre que amaba, David. Se nota que no pasaba su tiempo de la ausencia de David en una forma divertida. “No había lavado sus pies, ni había cortado su barba, ni tampoco había lavado sus vestidos, desde el día en que el rey salió hasta el día en que volvió en paz”. Pasaba su tiempo en duelos por la pérdida de su amado amigo. Quiso ir con él, pero dependía de un siervo, Siba, con malas intenciones que notamos en estos versículos de 2 Samuel 16:1-4.
“Cuando David pasó un poco más allá de la cumbre del monte, he aquí Siba el criado de Mefi-boset, que salía a recibirle con un par de asnos enalbardados, y sobre ellos doscientos panes, cien racimos de pasas, cien panes de higos secos, y un cuero de vino. Y dijo el rey a Siba: ¿Qué es esto? Y Siba respondió: Los asnos son para que monte la familia del rey, los panes y las pasas para que coman los criados, y el vino para que beban los que se cansen en el desierto. Y dijo el rey: ¿Dónde está el hijo de tu señor? Y Siba respondió al rey: He aquí él se ha quedado en Jerusalén, porque ha dicho: Hoy me devolverá la casa de Israel el reino de mi padre”. ¡Una mentira cobarde y calumniadora! Una mentira que David debería haber rechazado de una vez por conocer el carácter de Mefi-boset. Pero no …
Pero cuando David volvió, hubo un extraño conversación entre David y Mefi-boset. De parte de David había sospechas; de parte de Mefi-boset solo había agradecimiento por la vuelta de David.
Para mí es muy instructiva ver aquí como este hombre, conociendo la gracia que le había sido mostrado, se entiende que él tiene que mostrar la gracia también hacia sus hermanos, aunque fueran tan malos como Siba. Notamos las palabras que dijo después de la pregunta de David “¿Por qué no fuiste conmigo”? acordando a la vez que Mefi-boset sabía que Siba le había acusado falsamente delante del rey. “Y él respondió: Rey señor mío, mi siervo me engañó; pues tu siervo había dicho: Enalbárdame un asno, y montaré en él, e iré al rey; porque tu siervo es cojo. Pero él ha calumniado a tu siervo delante de mi señor el rey; mas mi señor el rey es como un ángel de Dios; haz, pues, lo que bien te parezca”.
¿Se nota que Mefi-boset muy poco enfocaba en Siba? Ni siquiera mencionó su nombre; simplemente explicó al rey porque no pudo acompañarle, aunque lo había intentado. Lo que sigue después es lo que revela como el corazón de Mefi-boset había sido afectado por la gracia. “Porque toda la casa de mi padre era digna de muerte delante de mi señor el rey, y tú pusiste a tu siervo entre los convidados a tu mesa. ¿Qué derecho, pues, tengo aún para clamar más al rey”? ¡Que palabras de humildad! ¿Dónde se encuentra aquí “ojo por ojo”? Es algo muy común en el mundo hablar de derechos; escuchar la gente diciendo “pero yo merezco … son mis derechos …”. No hay nada de esto en Mefi-boset. ¿Y, porque? Yo creo que se ve aquí con claridad que el entendía que, por haber recibido la gracia, no le convenía pedir ni esperar juicio sobre Siba.
¿Cómo es con nosotros, mis lectores? Era una cosa muy fuerte que le había pasado a Mefi-boset. Calumniado, acusado falsamente, el rey David creyendo la mentira de Siba y entregándole a él todo lo que antes era de Mefi-boset. Todo esto hubiera podido producir en Mefi-boset un profundo resentimiento y enojo contra Siba, y aun contra David, pues no mostró aquí mucha apreciación por el espíritu bueno de Mefi-boset. “¿Para qué más palabras? Yo he determinado que tú y Siba os dividáis las tierras”. ¿Qué? ¿Siba iba a aprovechar por sus mentiras y calumnias? ¿No iba a protestar Mefi-boset esta gran injusticia de parte del rey David? Pero no, no fue nada de eso en este hombre que apreció tanto la gracia. “Y Mefi-boset dijo al rey: Deja que él las tome todas, pues que mi señor el rey ha vuelto en paz a su casa”.
O hermanos, veo en estas palabras una gran lección por nosotros. Si hemos recibido la gracia, es obligatorio que mostremos la gracia. Pero lo grande aquí es eso, que era el amor para David, y su apreciación por la gracia que había recibido, que hizo fácil para Mefi-boset mostrar la gracia a otro, aun a otro que le había hecho una tremenda injusticia. La gracia, y no la obligación, era lo que afectó a Mefi-boset. ¡Que el Señor nos de gracia para seguir su ejemplo!
24 abril de 2017