MEDITACIONES

de     P. F.

Simeón y Leví o el abuso del poder  *

Génesis 34; Génesis 47:13-26; Génesis 49:5-7*

Dina y los siquemitas

“(34:1) Y SALIO Dina la hija de Lea, la cual había ésta parido á Jacob, á ver las hijas del país.  (34:2) Y vióla Sichêm, hijo de Hamor Heveo, príncipe de aquella tierra, y tomóla, y echóse con ella, y la deshonró.  (34:3) Mas su alma se apegó á Dina la hija de Lea, y enamoróse de la moza, y habló al corazón de la joven.  (34:4) Y habló Sichêm á Hamor su padre, diciendo: Tómame por mujer esta moza.  (34:5) Y oyó Jacob que había Sichêm amancillado á Dina su hija: y estando sus hijos con su ganando en el campo, calló Jacob hasta que ellos viniesen.  
(34:6) Y dirigióse Hamor padre de Sichêm á Jacob, para hablar con él.  (34:7) Y los hijos de Jacob vinieron del campo cuando lo supieron; y se entristecieron los varones, y se ensañaron mucho, porque hizo vileza en Israel echándose con la hija de Jacob, lo que no se debía haber hecho.  (34:8) Y Hamor habló con ellos, diciendo: El alma de mi hijo Sichêm se ha apegado á vuestra hija; ruégoos que se la deis por mujer.  (34:9) Y emparentad con nosotros; dadnos vuestras hijas, y tomad vosotros las nuestras.  (34:10) Y habitad con nostros; porque la tierra estará delante de vosotros; morad y negociad en ella, y tomad en ella posesión.  (34:11) Sichêm también dijo á su padre y á sus hermanos: Halle yo gracia en vuestros ojos, y daré lo que me dijereis.  (34:12) Aumentad á cargo mío mucho dote y dones, que yo daré cuanto me dijereis, y dadme la moza por mujer.  (34:13) Y respondieron los hijos de Jacob á Sichêm y á Hamor su padre con engaño; y parlaron, por cuanto había amancillado á Dina su hermana.  (34:14) Y dijéronles: No podemos hacer esto de dar nuestra hermana á hombre que tiene prepucio; porque entre nosotros es abominación.  (34:15) Mas con esta condición os haremos placer: si habéis de ser como nosotros, que se circuncide entre vosotros todo varón;  (34:16) Entonces os daremos nuestras hijas, y tomaremos nosotros las vuestras; y habitaremos con vosotros, y seremos un pueblo.  (34:17) Mas si no nos prestareis oído para circuncidaros, tomaremos nuestra hija, y nos iremos.  (34:18) Y parecieron bien sus palabras á Hamor y á Sichêm, hijo de Hamor. Gen 34:19) Y no dilató el mozo hacer aquello, porque la hija de Jacob le había agradado: y él era el más honrado de toda la casa de su padre.  
(34:20) Entonces Hamor y Sichêm su hijo vinieron á la puerta de su ciudad, y hablaron á los varones de su ciudad, diciendo:  (34:21) Estos varones son pacíficos con nosotros, y habitarán en el país, y traficarán en él: pues he aquí la tierra es bastante ancha para ellos: nosotros tomaremos sus hijas por mujeres, y les daremos las nuestras.  (34:22) Mas con esta condición nos harán estos hombres el placer de habitar con nosotros, para que seamos un pueblo: si se circuncidare en nosotros todo varón, así como ellos son circuncidados.  (34:23) Sus ganados, y su hacienda y todas sus bestias, serán nuestras: solamente convengamos con ellos, y habitarán con nosotros.  (34:24) Y obedecieron á Hamor y á Sichêm su hijo todos los que salían por la puerta de la ciudad, y circuncidaron á todo varón, á cuantos salían por la puerta de su ciudad.  
(34:25) Y sucedió que al tercer día, cuando sentían ellos el mayor dolor, los dos hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, tomaron cada uno su espada, y vinieron contra la ciudad animosamente, y mataron á todo varón.  (34:26) Y á Hamor y á Sichêm su hijo los mataron á filo de espada: y tomaron á Dina de casa de Sichêm, y saliéronse.  (34:27) Y los hijos de Jacob vinieron á los muertos y saquearon la ciudad; por cuanto habían amancillado á su hermana.  (34:28) Tomaron sus ovejas y vacas y sus asnos, y lo que había en la ciudad y en el campo,  (34:29) Y toda su hacienda; se llevaron cautivos á todos sus niños y sus mujeres, y robaron todo lo que había en casa.  
(34:30) Entonces dijo Jacob á Simeón y á Leví: Habéisme turbado con hacerme abominable á los moradores de aquesta tierra, el Cananeo y el Pherezeo; y teniendo yo pocos hombres, juntarse han contra mí, y me herirán, y seré destruido yo y mi casa.  (34:31) Y ellos respondieron ¿Había él de tratar á nuestra hermana como á una ramera”? (Génesis 34:1-31)


“(47:13) Y no había pan en toda la tierra, y el hambre era muy grave; por lo que desfalleció de hambre la tierra de Egipto y la tierra de Canaán.  (47:14) Y recogió José todo el dinero que se halló en la tierra de Egipto y en la tierra de Canaán, por los alimentos que de él compraban; y metió José el dinero en casa de Faraón.  (47:15) Y acabado el dinero de la tierra de Egipto y de la tierra de Canaán, vino todo Egipto á José diciendo: Danos pan: ¿por qué moriremos delante de ti, por haberse acabado el dinero?  (47:16) Y José dijo: Dad vuestros ganados, y yo os daré por vuestros ganados, si se ha acabado el dinero.  (47:17) Y ellos trajeron sus ganados á José; y José les dió alimentos por caballos, y por el ganado de las ovejas, y por el ganado de las vacas, y por asnos: y sustentólos de pan por todos sus ganados aquel año.  (47:18) Y acabado aquel año, vinieron á él el segundo año, y le dijeron: No encubriremos á nuestro señor que el dinero ciertamente se ha acabado; también el ganado es ya de nuestro señor; nada ha quedado delante de nuestro señor sino nuestros cuerpos y nuestra tierra.  (47:19) ¿Por qué moriremos delante de tus ojos, así nosotros como nuestra tierra? Cómpranos á nosotros y á nuestra tierra por pan, y seremos nosotros y nuestra tierra siervos de Faraón: y danos simiente para que vivamos y no muramos, y no sea asolada la tierra.  (47:20) Entonces compró José toda la tierra de Egipto para Faraón; pues los Egipcios vendieron cada uno sus tierras, porque se agravó el hambre sobre ellos: y la tierra vino á ser de Faraón.  (47:21) Y al pueblo hízolo pasar á las ciudades desde el un cabo del término de Egipto hasta el otro cabo.  
(47:22) Solamente la tierra de los sacerdotes no compró, por cuanto los sacerdotes tenían ración de Faraón, y ellos comían su ración que Faraón les daba: por eso no vendieron su tierra.  (47:23) Y José dijo al pueblo: He aquí os he hoy comprado y á vuestra tierra para Faraón: ved aquí simiente, y sembraréis la tierra.  (47:24) Y será que de los frutos daréis el quinto á Faraón, y las cuatro partes serán vuestras para sembrar las tierras, y para vuestro mantenimiento, y de los que están en vuestras casas, y para que coman vuestros niños.  (47:25) Y ellos respondieron: La vida nos has dado: hallemos gracia en ojos de mi señor, y seamos siervos de Faraón.  (47:26) Entonces José lo puso por fuero hasta hoy sobre la tierra de Egipto, señalando para Faraón el quinto; excepto sólo la tierra de los sacerdotes, que no fué de Faraón”. (Génesis 47:13-26)


“(49:5)  Simeón y Leví, hermanos:
            Armas de iniquidad sus armas.
(49:6)  En su secreto no entre mi alma,
            Ni mi honra se junte en su compañía;
            Que en su furor mataron varón,
            Y en su voluntad arrancaron muro.
(49:7)  Maldito su furor, que fué fiero;
            Y su ira, que fué dura:
            Yo los apartaré en Jacob,
            Y los esparciré en Israel”. (Génesis 49:5-7)


Disculpe la tardanza de este estudio pues ha venido mis nietos y además he estado un poco mal del estómago.  Ahora me siento mejor y espero terminar este estudio y enviarlo hoy día, siendo que hay conferencia este fin de semana y es muy probable que no voy a encontrar tiempo para escribir otro estudio.

He estado meditando sobre el poder o autoridad y su uso, y como afecta a los demás.  Quiero que consideran la gran diferencia entre José en el lugar de poder comparado con sus hermanos Simeón y Levi cuando ellos tenían poder.

“Simeón y Leví son hermanos; armas de iniquidad sus armas. En su consejo no entre mi alma, ni mi espíritu se junte en su compañía. Porque en su furor mataron hombres, y en su temeridad desjarretaron toros. Maldito su furor, que fue fiero; y su ira, que fue dura. Yo los apartaré en Jacob, y los esparciré en Israel”.

“Y José dijo al pueblo: He aquí os he comprado hoy, a vosotros y a vuestra tierra, para Faraón; ved aquí semilla, y sembraréis la tierra. De los frutos daréis el quinto a Faraón, y las cuatro partes serán vuestras para sembrar las tierras, y para vuestro mantenimiento, y de los que están en vuestras casas, y para que coman vuestros niños. Y ellos respondieron: La vida nos has dado; hallemos gracia en ojos de nuestro señor, y seamos siervos de Faraón”.

En el capítulo 34 de Génesis leemos muy poco de la reacción de Jacob a la inmensa crueldad y engaño que hicieron sus dos hijos.  Como lo de Rubén y su inmoralidad, entrando a la cama de la concubina de su padre, así con estos dos Jacob apenas las reprendía por sus acciones.  Se quejaba que pudiera perjudicar sus relaciones con los moradores de la tierra y ponerle en peligro de destrucción, pero no mencionaba nada acerca de la grandeza de su pecado.  Pero ahora, tantos años después, Jacob recuerda del furor de estos dos hermanos y lo maldice.  Ellos estaban en una posición de poder, habiendo causado por su astucia los hombres Heveos quedarse en cama por su dolor de haber sido circuncidados dos días antes.  Usaron sus espadas con venganza, matando a los hombres y llevando cautivo las mujeres y los bienes del pueblo, mostrando que había avaricia mezclado con su deseo de venganza.  Que Siquem hubiera hecho algo malo, no dudamos, pero la reacción de los dos hermanos era exagerado en extremo.

Comparamos su culpabilidad y uso de su poder con lo de José.  Cuando el pueblo egipcio estaba en angustia por la falta de comida, y habían gastado todo lo que tenían, estaban en la mano de José totalmente, para hacerles bueno o malo.  ¿Cómo encontramos a este hombre, quien había sufrido tanto, no solo por causa de sus hermanos, pero también por causa de los egipcios que le habían esclavizado, maltratado, encarcelado, y por fin, olvidado?  Encontramos un hombre benigno, misericordioso, y sabio.  Los egipcios le dicen “la vida nos has dado”.  Hubiera podido buscar la venganza y hacerlos sufrir, pero igual como caminaba en la presencia de Dios cuando no tenía nada de poder, así camina en la presencia de Dios cuando tiene poder sin límites.

Vemos en el caso de José en poder un prototipo del Señor Jesús cuando va a reinar en justicia perfecta durante el milenio y es muy bonito verlo y reflexionar sobre ello.  Pero creo también que debe hablar a nuestras conciencias si estamos en cualquier posición de autoridad o poder en este mundo.  Yo tengo tres responsabilidades del caso; soy marido con autoridad en mi familia; soy patrón en mi negocio y tengo autoridad sobre los empleados; soy hermano en la asamblea y aunque yo mismo no tengo autoridad, tengo influencia.  ¿Cómo me comporto en estas esferas de autoridad y poder?  ¿Qué diría mi esposa, mis empleados, y mis hermanos?  ¿Soy como José, y más semejante a Simeón y Levi?

Acaso diríamos que nunca tal cosa haríamos como hacían estos dos hermanos.  Pero dijo Jacob “Maldito su furor”.  Es cierto que en el caso de ellos su ira resultaba en muertos.  ¡Pero cuantos han sido lastimados por el enojo injusto de maridos y padres!  Abuso de la esposa y los hijos, acaso solo por palabras y no necesariamente por bofetadas, pero ¡cuanto daño podemos hacer su abusamos la autoridad que Dios nos ha dado!  ¡O, que tomemos en cuenta la gran diferencia entre los hermanos Simeón y Levi y José, prototipo de Cristo!

Ayúdanos, o Señor Jesús, de caminar en tu presencia siempre.

FELIPE FOURNIER
24 diciembre de 2014