MEDITACIONES

de     P. F.

La muerte de Jacob  *

Génesis 50:1-14*

Sepultura de Jacob

“(50:1) ENTONCES se echó José sobre el rostro de su padre, y lloró sobre él, y besólo.  (50:2) Y mandó José á sus médicos familiares que embalsamasen á su padre: y los médicos embalsamaron á Israel.  (50:3) Y cumpliéronle cuarenta días, porque así cumplían los días de los embalsamados, y lloráronlo los Egipcios setenta días.  (50:4) Y pasados los días de su luto, habló José á los de la casa de Faraón, diciendo: Si he hallado ahora gracia en vuestros ojos, os ruego que habléis en oídos de Faraón, diciendo:  (50:5) Mi padre me conjuró diciendo: He aquí yo muero; en mi sepulcro que yo cavé para mí en la tierra de Canaán, allí me sepultarás; ruego pues que vaya yo ahora, y sepultaré á mi padre, y volveré.  (50:6) Y Faraón dijo: Ve, y sepulta á tu padre, como él te conjuró.  
(50:7) Entonces José subió á sepultar á su padre; y subieron con él todos los siervos de Faraón, los ancianos de su casa, y todos los ancianos de la tierra de Egipto.  (50:8) Y toda la casa de José, y sus hermanos, y la casa de su padre: solamente dejaron en la tierra de Gosén sus niños, y sus ovejas y sus vacas.  (50:9) Y subieron también con él carros y gente de á caballo, é hízose un escuadrón muy grande.  (50:10) Y llegaron hasta la era de Atad, que está á la otra parte del Jordán, y endecharon allí con grande y muy grave lamentación: y José hizo á su padre duelo por siete días.  (50:11) Y viendo los moradores de la tierra, los Cananeos, el llanto en la era de Atad, dijeron: Llanto grande es este de los Egipcios: por eso fué llamado su nombre Abelmizraim, que está á la otra parte del Jordán.  (50:12) Hicieron, pues, sus hijos con él, según les había mandado:  (50:13) Pues lleváronlo sus hijos á la tierra de Canaán, y le sepultaron en la cueva del campo de Macpela, la que había comprado Abraham con el mismo campo, para heredad de sepultura, de Ephrón el Hetheo, delante de Mamre.  
(50:14) Y tornóse José á Egipto, él y sus hermanos, y todos los que subieron con él á sepultar á su padre, después que le hubo sepultado”.  (Génesis 50:1-14)


“Entonces se echó José sobre el rostro de su padre, y lloró sobre él, y lo besó. Y mandó José a sus siervos los médicos que embalsamasen a su padre; y los médicos embalsamaron a Israel.  Y le cumplieron cuarenta días, porque así cumplían los días de los embalsamados, y lo lloraron los egipcios setenta días”.

“Y aconteció que, pasando un día tras otro, al fin, al cabo de dos años, las entrañas se le salieron con la enfermedad, muriendo así de enfermedad muy penosa. Y no le hizo quema su pueblo, como las había hecho á sus padres. Cuando comenzó á reinar era de treinta y dos años, y reinó en Jerusalén ocho años; y fuése sin ser deseado”. 2 Crónicas 21:19-20

En este segundo párrafo, leemos de Joram, hijo del rey piadoso y fiel, Josafat.  A pesar de la fe y fidelidad de su padre, este Joram se había corrompido totalmente por asociación con la familia de aquel rey tan malo, Acab, rey de Israel.  Su vida estaba llena con violencia pues mataba a todos sus hermanos en su búsqueda para el poder. El resultado era que cuando murió, nadie lamentaba.  “Fuese sin ser deseado” nos dice la escritura.

Al contrario, el hombre antes tan desagradable Jacob, ¡lo lloraron setenta días!  Pienso de las palabras de Jacob en cuanto su hijos Gad.  “Gad, ejército lo acometerá; Mas él acometerá al fin”.  ¿No era así en la vida de Israel?  Reflejamos sobre su vida con sus subidas y bajadas.  Se había hecho enemigo a su hermano Esaú y a su suegro Labán por sus hechos y maniobras.  Era conocido demasiado bien por su nombre “Engañador”.  No sería difícil pensar que tal persona muriese “sin ser deseado”.  Pero no fue así con Jacob, pues los egipcios lo lloraron por largo tiempo. Su fin fue glorioso en vez de ser vergonzoso.

¡Qué clase de cambio debería haber pasado en este hombre en estos 17 últimos años de su vida! Antes egoísta, siempre buscando lo suyo, pero me parece que se hizo amado por los egipcios en sus últimas días como un hombre tierno, bondadoso, y generoso.  No nos revela mucho la escritura acerca de su comportamiento en estos últimos años, pero nos dice en Hebreos 11 “Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón”.  Vemos en el ejemplo de Jacob apoyándose sobre su bordón, un hombre caminando por fe y dependiendo de Jehová.  Ya de todo era un hombre diferente, un hombre a quien los egipcios amaron.

Me da mucho ánimo este fin de Jacob. Nos dice en los Salmos “Jehová de los ejércitos es con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Selah.) Salmos 46:7  Dios amaba a tal como Jacob, y la fe en Jehová cambiaba a tal como Jacob para ser amado, apreciado, y extrañado de otros cuando falleció.  Y así tomamos animo nosotros, sabiendo que el Dios de Jacob también es nuestro Dios, paciente, longánimo, tratando con nosotros tal como trataba con aquel patriarca Jacob.

También debe de ser algo para ejercitarnos acerca de nuestra conducta hacia otros.  Hubo tiempo cuando la muerte de Jacob hubiera causado muy pocas lágrimas pues su carácter no era para animar ni consolar a los demás.  ¿Qué tal la vida mía?  ¿Si me muero, me van a lamentar?  ¡Ojala que nuestras vidas no sean como la vida de Jacob anteriormente egoísta, ambicioso, engañoso!  ¡Ayúdanos, o Señor Jesús, que tengamos vidas hacia otras personas, que sean tales que si es que muramos, nos vaya a lamentar!

FELIPE FOURNIER
22 febrero de 2015