MEDITACIONES

de     P. F.

Judá, el Rey prometido  *

Génesis 49:8–12*

“(49:8)   Judá, alabarte han tus hermanos:
            Tu mano en la cerviz de tus enemigos:
            Los hijos de tu padre se inclinarán á ti.
(49:9)    Cachorro de león Judá:
            De la presa subiste, hijo mío:
            Encorvóse, echóse como león,
            Así como león viejo; ¿quién lo despertará?
(49:10)  No será quitado el cetro de Judá,
            Y el legislador de entre sus piés,
            Hasta que venga Shiloh;
            Y á él se congregarán los pueblos.
(49:11)  Atando á la vid su pollino,
            Y á la cepa el hijo de su asna,
            Lavó en el vino su vestido,
            Y en la sangre de uvas su manto:
(49:12)  Sus ojos bermejos del vino,
            Y los dientes blancos de la leche”.   (Génesis 49:8-12)

La semana pasada meditamos sobre Judá y la gran diferencia en las últimas palabras de Israel por él, un hombre tan corrupto y malo como sus hermanos mayores.  Vimos como el arrepentimiento formaba la diferencia en aquel hombre Judá.  Esta semana quiero meditar sobre algo de lo específico de las profecías que fueron dichos acerca de Judá.

“Los hijos de tu padre se inclinarán a ti”.  Esto fue el sueño del hermano menor, José, y vimos como la profecía fue cumplido.  Pero la maravilla aquí es que esta profecía tenía en parte su cumplimiento cuando David fue coronado rey sobre todo Israel.  “les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero”.  Hechos 13:22  Pero Pablo en el verso siguiente en Hechos nos habla de algo más allá del cumplimiento de la promesa a Judá; “De la descendencia de éste, y conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel”.  ¡Jesús, hijo de David, hijo de Judá!  ¿No hubiéramos pensado que esta bendición fuera por la descendencia de José?

Pero algo más acerca del linaje de Judá en un día aun futuro; “No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos”.  Hemos visto en José el ejemplo bonito de uno que reinaba en bondad y justicia sobre los gentiles.  Pero aquí habla del hijo de Judá, el mismo Señor Jesús que en el día de hoy es “Salvador a Israel” y también a todos los pueblos de la tierra.  Pero viene el día cuando el hijo de Judá va a reinar en justicia, el Cristo, el Mesías de Israel, y el Rey verdadero.  El Señor Jesús, cuando estaba en este mundo, quiso ejercitar las conciencias de los líderes de Israel en Mateo 22.  Ellos le habían hecho varias preguntas, algunas necias que no eran honestas, pero después Jesús les hizo una pregunta.

“Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. Él les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo”? Mateo 22:41-45

¿El hijo de David es también el Señor de David?  ¿Cómo puede ser?  Ahh, nosotros si conocemos la respuesta, la única respuesta que puede haber.  El Señor Jesucristo es hijo de David pero también es Jehová, el Dios eterno, y así es El Señor de David también.  No hay otra respuesta y los líderes de Israel quedaban confundidos y callados, enfrentados con esta pregunta.  Los testigos de Jehová, los mormones, y muchos otros cultos falsos también carecen de respuesta a la pregunta.  A la mente humana, no hay respuesta.  Solo por fe podemos captar la verdad que el hijo del hombre puede ser también el Hijo eterno de Dios, el mismo Jehová del antiguo testamento.

Quiero comentar algo más sobre la profecía que creo que tiene su aplicación en el día de hoy.  “No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos”.  Cuando fueron establecidos en la tierra prometida y antes que el templo fuera construido por Salomón, vemos donde estaba el arca.  “Y envió el pueblo a Silo, y trajeron de allá el arca del pacto de Jehová de los ejércitos, que moraba entre los querubines”. 1 Samuel 4:4  Así vemos que Silo (o Siloh) era un lugar específico.  Pero dice también “a él se congregarán los pueblos”.  Vemos que “él” es una persona.  Creo que vemos el cumplimiento de estas palabras en Mateo 18:20 “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.  La palabra “donde” significa un lugar específico pero “allí estoy yo en medio de ellos” indica una persona, el mismo Señor Jesús en medio de dos o tres congregados en su nombre.  Hay muchos que dicen que el Señor Jesús esta en medio de cualquier cristianos que se congregan, pero creo que tenemos en esta profecía acerca de Judá algo que indica que no es así.

Tengo pensado que hay mucho más en esta profecía de Judá que no soy capaz de profundizar.  Me gustaría escuchar de otros si es que tienen más pensamientos sobre estos cinco versos tan bonitos y profundos.  “Judá, te alabarán tus hermanos; tu mano en la cerviz de tus enemigos; los hijos de tu padre se inclinarán a ti. Cachorro de león, Judá; de la presa subiste, hijo mío. Se encorvó, se echó como león, Así como león viejo: ¿quién lo despertará? No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos. Atando a la vid su pollino, y a la cepa el hijo de su asna, lavó en el vino su vestido, y en la sangre de uvas su manto. Sus ojos, rojos del vino, y sus dientes blancos de la leche”.

FELIPE FOURNIER
18 enero de 2015