MEDITACIONES

de     P. F.

José probado, paciente  *

Génesis 40, Salmo 105:6-19*

José fiel en las cárcel

“(40:1) Y ACONTECIO después de estas cosas, que el copero del rey de Egipto y el panadero delinquieron contra su señor el rey de Egipto.  (40:2) Y enojóse Faraón contra sus dos eunucos, contra el principal de los coperos, y contra el principal de los panaderos:  (40:3) Y púsolos en prisión en la casa del capitán de los de la guardia, en la casa de la cárcel donde José estaba preso.  (40:4) Y el capitán de los de la guardia dió cargo de ellos á José, y él les servía: y estuvieron días en la prisión.  
(40:5) Y ambos á dos, el copero y el panadero del rey de Egipto, que estaban arrestados en la prisión, vieron un sueño, cada uno su sueño en una misma noche, cada uno conforme á la declaración de su sueño.  (40:6) Y vino á ellos José por la mañana, y mirólos, y he aquí que estaban tristes.  (40:7) Y él preguntó á aquellos eunucos de Faraón, que estaban con él en la prisión de la casa de su señor, diciendo: ¿Por qué parecen hoy mal vuestros semblantes?  (40:8) Y ellos le dijeron: Hemos tenido un sueño, y no hay quien lo declare. Entonces les dijo José: ¿No son de Dios las declaraciones? Contádmelo ahora.  (40:9) Entonces el principal de los coperos contó su sueño á José, y díjole: Yo soñaba que veía una vid delante de mí,  (40:10) Y en la vid tres sarmientos; y ella como que brotaba, y arrojaba su flor, viniendo á madurar sus racimos de uvas:  (40:11) Y que la copa de Faraón estaba en mi mano, y tomaba yo las uvas, y las exprimía en la copa de Faraón, y daba yo la copa en mano de Faraón.  (40:12) Y díjole José: Esta es su declaración: Los tres sarmientos son tres días:  (40:13) Al cabo de tres días Faraón te hará levantar cabeza, y te restituirá á tu puesto: y darás la copa á Faraón en su mano, como solías cuando eras su copero.  (40:14) Acuérdate, pues, de mí para contigo cuando tuvieres ese bien, y ruégote que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí á Faraón, y me saques de esta casa:  (40:15) Porque hurtado he sido de la tierra de los Hebreos; y tampoco he hecho aquí porqué me hubiesen de poner en la cárcel.  (40:16) Y viendo el principal de los panaderos que había declarado para bien, dijo á José: También yo soñaba que veía tres canastillos blancos sobre mi cabeza;  (40:17) Y en el canastillo más alto había de todas las viandas de Faraón, obra de panadero; y que las aves las comían del canastillo de sobre mi cabeza.  (40:18) Entonces respondió José, y dijo: Esta es su declaración: Los tres canastillos tres días son;  (40:19) Al cabo de tres días quitará Faraón tu cabeza de sobre ti, y te hará colgar en la horca, y las aves comerán tu carne de sobre ti.  
(40:20) Y fué el tercero día el día del nacimiento de Faraón, é hizo banquete á todos sus sirvientes: y alzó la cabeza del principal de los coperos, y la cabeza del principal de los panaderos, entre sus servidores.  (40:21) E hizo volver á su oficio al principal de los coperos; y dió él la copa en mano de Faraón.  (40:22) Mas hizo ahorcar al principal de los panaderos, como le había declarado José.  (40:23) Y el principal de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó”. (Génesis 40:1-23)


“(105:6) Oh vosotros, simiente de Abraham su siervo,
             Hijos de Jacob, sus escogidos.
 (105:7) El es Jehová nuestro Dios;
             En toda la tierra son sus juicios.
 (105:8) Acordóse para siempre de su alianza;
             De la palabra que mandó para mil generaciones,
 (105:9) La cual concertó con Abraham;
             Y de su juramento á Isaac.
(105:10) Y establecióla á Jacob por decreto,
             A Israel por pacto sempiterno,
(105:11) Diciendo: A ti daré la tierra de Canaán
             Por cordel de vuestra heredad.
(105:12) Esto siendo ellos pocos hombres en número,
             Y extranjeros en ella.
(105:13) Y anduvieron de gente en gente,
             De un reino á otro pueblo.
(105:14) No consintió que hombre los agraviase;
             Y por causa de ellos castigó los reyes.
(105:15) No toquéis, dijo, á mis ungidos,
             Ni hagáis mal á mis profetas.
(105:16) Y llamó al hambre sobre la tierra,
             Y quebrantó todo mantenimiento de pan.
(105:17) Envió un varón delante de ellos,
             A José, que fué vendido por siervo.
(105:18) Afligieron sus pies con grillos;
             En hierro fué puesta su persona.
(105:19) Hasta la hora que llegó su palabra,
             El dicho de Jehová le probó”.
                                                            (Salmo 105:6-19)


“Trajo hambre sobre la tierra, Y quebrantó todo sustento de pan. Envió un varón delante de ellos; A José, que fue vendido por siervo. Afligieron sus pies con grillos; En cárcel fue puesta su persona. Hasta la hora que se cumplió su palabra, El dicho de Jehová le probó”.

“Y el Señor enderece vuestros corazones en el amor de Dios, y en la paciencia de Cristo”. 2 Tes. 3:5

En el libro de Génesis no leemos nada acerca del sufrimiento de José en la cárcel de Faraón.  Pero los Salmos nos dice que afligieron sus pies con grillos.  Estaba encarcelado injustamente y sufría injustamente.  Era una carga de doble peso; sufrir y saber que sufría injustamente.  El Señor Jesús llevaba esta carga en perfección.  “El cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;” 1 Pedro 2:23

Su sufrimiento tampoco era de poco tiempo, sino largo.  No hay manera de saber cuántos años duraba José en la casa de Potifar, pero a mí me parece que era quizás uno o dos años.  Sea como sea, quedaba preso varios años.  Pasaba algo de este tiempo con sus pies en grillos, pero llegó el día cuando el carcelero reconocía que José era un hombre confiable de todo.  “No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba”.  Así fue que llegó un día que estaba preso con los mismos siervos de Faraón.

Aquí quiero notar un punto que no puedo probar, pero me parece muy probable.  Dijo José a los dos siervos de Faraón después de la noche de sus sueños “¿Por qué parecen hoy mal vuestros semblantes”?  ¿Qué tipo de semblante llevaba José?  A mí me parece que era una sonrisa brillante, pues su gozo estaba en Jehová, y no en sus circunstancias.  Si yo siempre ando con una cara de vinagre, ¿no van a entender mis compañeros que algo no está bien en mi vida?  No es que no tenemos a veces (o quizás a menudo) unas cargas muy grandes que nos afligen y cambian nuestros rostros.  ¿Pero cómo estamos la mayoría del tiempo?  ¿Hay en mi cara algo que enseña que Cristo es el tema grande e importante en mi vida que me da gozo y paz?

Bueno, a José fue dada la sabiduría para interpretar los sueños de los dos siervos del rey.  Vemos como uno de los sueños tenía su interpretación muy bueno, y el otro muy triste.  En ninguno de los dos casos tenía sentido los pensamientos del rey Faraón.  En la cárcel el copero no hubiera podido hacer nada para agradar a su señor, como tampoco el panadero hubiera podido hacer algo para ofender más a su señor.  Era una injusticia, indudablemente, pero el mundo es así.  Qué bueno que sabemos que Dios no es así.  Sus tratamientos con nosotros siempre están fundados en su gracia y amor.

José, quien hablaba de la misericordia que esperaba el copero, esperaba que el mismo copero tuviera misericordia de él.  Pidió que fuera recordado.  “Acuérdate, pues, de mí cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa”.  Pero no, ya estando restaurado a las buenas condiciones de anteriormente, dejaba de pensar del hombre encarcelado injustamente.  “Y el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó”.  Qué triste si sea así con nosotros.  “Haced esto en memoria de mi” dijo el Señor Jesús.

Así José pasaba dos años más, sufriendo en paciencia ahora a través de un amigo olvidadizo que no dijo nada a Faraón.  Así los Salmos nos dice “Hasta la hora que se cumplió su palabra, el dicho de Jehová le probó”.  Largo fue el tiempo de su humillación y sufrimiento, pero tenia la confianza que un día sus sueños iban a ser cumplidos y así esperaba en paciencia, como ahora el Señor Jesús está esperando en paciencia hasta el día de su venida por nosotros, para recibir a su esposa amada a su lado.

FELIPE FOURNIER
16 agosto de 2014