Dina y los siquemitas
(34:6) Y dirigióse Hamor padre de Sichêm á Jacob, para hablar con él. (34:7) Y los hijos de Jacob vinieron del campo cuando lo supieron; y se entristecieron los varones, y se ensañaron mucho, porque hizo vileza en Israel echándose con la hija de Jacob, lo que no se debía haber hecho. (34:8) Y Hamor habló con ellos, diciendo: El alma de mi hijo Sichêm se ha apegado á vuestra hija; ruégoos que se la deis por mujer. (34:9) Y emparentad con nosotros; dadnos vuestras hijas, y tomad vosotros las nuestras. (34:10) Y habitad con nostros; porque la tierra estará delante de vosotros; morad y negociad en ella, y tomad en ella posesión. (34:11) Sichêm también dijo á su padre y á sus hermanos: Halle yo gracia en vuestros ojos, y daré lo que me dijereis. (34:12) Aumentad á cargo mío mucho dote y dones, que yo daré cuanto me dijereis, y dadme la moza por mujer. (34:13) Y respondieron los hijos de Jacob á Sichêm y á Hamor su padre con engaño; y parlaron, por cuanto había amancillado á Dina su hermana. (34:14) Y dijéronles: No podemos hacer esto de dar nuestra hermana á hombre que tiene prepucio; porque entre nosotros es abominación. (34:15) Mas con esta condición os haremos placer: si habéis de ser como nosotros, que se circuncide entre vosotros todo varón; (34:16) Entonces os daremos nuestras hijas, y tomaremos nosotros las vuestras; y habitaremos con vosotros, y seremos un pueblo. (34:17) Mas si no nos prestareis oído para circuncidaros, tomaremos nuestra hija, y nos iremos. (34:18) Y parecieron bien sus palabras á Hamor y á Sichêm, hijo de Hamor. Gen 34:19) Y no dilató el mozo hacer aquello, porque la hija de Jacob le había agradado: y él era el más honrado de toda la casa de su padre.
(34:20) Entonces Hamor y Sichêm su hijo vinieron á la puerta de su ciudad, y hablaron á los varones de su ciudad, diciendo: (34:21) Estos varones son pacíficos con nosotros, y habitarán en el país, y traficarán en él: pues he aquí la tierra es bastante ancha para ellos: nosotros tomaremos sus hijas por mujeres, y les daremos las nuestras. (34:22) Mas con esta condición nos harán estos hombres el placer de habitar con nosotros, para que seamos un pueblo: si se circuncidare en nosotros todo varón, así como ellos son circuncidados. (34:23) Sus ganados, y su hacienda y todas sus bestias, serán nuestras: solamente convengamos con ellos, y habitarán con nosotros. (34:24) Y obedecieron á Hamor y á Sichêm su hijo todos los que salían por la puerta de la ciudad, y circuncidaron á todo varón, á cuantos salían por la puerta de su ciudad.
(34:25) Y sucedió que al tercer día, cuando sentían ellos el mayor dolor, los dos hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, tomaron cada uno su espada, y vinieron contra la ciudad animosamente, y mataron á todo varón. (34:26) Y á Hamor y á Sichêm su hijo los mataron á filo de espada: y tomaron á Dina de casa de Sichêm, y saliéronse. (34:27) Y los hijos de Jacob vinieron á los muertos y saquearon la ciudad; por cuanto habían amancillado á su hermana. (34:28) Tomaron sus ovejas y vacas y sus asnos, y lo que había en la ciudad y en el campo, (34:29) Y toda su hacienda; se llevaron cautivos á todos sus niños y sus mujeres, y robaron todo lo que había en casa.
(34:30) Entonces dijo Jacob á Simeón y á Leví: Habéisme turbado con hacerme abominable á los moradores de aquesta tierra, el Cananeo y el Pherezeo; y teniendo yo pocos hombres, juntarse han contra mí, y me herirán, y seré destruido yo y mi casa. (34:31) Y ellos respondieron ¿Había él de tratar á nuestra hermana como á una ramera”? (Génesis 34:1-31)
(49:5) “Simeón y Leví son hermanos;
Armas de iniquidad sus armas. | |
En su consejo no entre mi alma, | |
Porque en su furor mataron hombres, | |
Y en su temeridad desjarretaron toros. | |
Y su ira, que fue dura. | |
Yo los apartaré en Jacob, | |
Y los esparciré en Israel”. Génesis 49:5-7 | |
Vemos a la familia de Jacob en este capítulo, y vemos los tristes resultados de los muchos años de Jacob caminando lejos de Dios. El libro de Gálatas nos enseña “... todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción ...”. Gálatas 6:7-8 Es cierto que en el corazón de Jacob había empezado la obra de Dios para hacerle un hombre de fe como habían sido su papa y su abuelo Abraham. Pero no iban a ser sin consecuencias sus muchos años de caminar en la carne, luchando con su suegro, cada uno engañado al otro. Sus hijos eran testigos de todo lo que pasaba, y no debe de ser sorpresa si se comportaron en una forma semejante.
Pero lo triste se ve primero en la única hija de Jacob, Dina. “Salió Dina la hija de Lea, la cual ésta había dado a luz a Jacob, a ver a las hijas del país. Y la vio Siquem hijo de Hamor heveo, príncipe de aquella tierra, y la tomó, y se acostó con ella, y la deshonró”. Vemos primero que Dina quería conocer a las hijas del país. ¿Qué tiene de malo sus acciones? ¿Hay cualquier maldad en tener amigos o amigas? Pues vemos como Jacob no había enseñado a sus hijos los peligros del mundo. Lo que empezó como algo más o menos inocente, llegó a ser un desastre.
No tenemos por qué pensar que Siquem violó a Dina. No, parece que Dina no tenía la enseñanza de sus padres que las relaciones sexuales fuera del matrimonio era pecado contra Jehová. Y también, el matrimonio con los impíos no era prudente para la familia de fe. Pero la fe no era una cosa muy conocida en la familia de Jacob. Lo vimos orando en el capítulo 32, pero quizás por la primera vez en sus 20 años afuera de la casa de su padre. No hemos leído de ningún altar familiar en la familia de Jacob. Más bien, vemos como su esposa favorita Raquel robaba los ídolos de su padre. Así no era de sorpresa que tales cosas pasarían en la familia de Jacob. Dice Jacob muchos años después, cuando había caminado por fe unos 18 años “
Los hijos de Jacob, Simeon y Levi, reaccionaron con una ira que profesaba alguno celo pero no era celo para Jehová. “Y los hijos de Jacob vinieron del campo cuando lo supieron; y se entristecieron los varones, y se enojaron mucho, porque hizo vileza en Israel acostándose con la hija de Jacob, lo que no se debía haber hecho”. Tenían un sentimiento de lo malo que era, pero sin relación al honor de Jehová. Era más bien como una ofensa personal, y así su reacción estaba fuera de toda razón. Usaron una astucia y engaño, algo que indudablemente aprendieron de su padre. Pretendieron estar de acuerdo con Hamor y su hijo Siquem, quienes a pesar de ser personas sin conocimiento del Dios verdadero (Jehová), eran hombres de cierto honor. Pero fue un engaño con su fin de matarles todos.
Jacob no estaba de acuerdo con su sangrienta respuesta al pecado de Dina con Siquem. Pero tampoco sus palabras de reprensión a sus hijos no llevaban las marcas de un hombre de fe. “Entonces dijo Jacob a Simeón y a Leví: Me habéis turbado con hacerme abominable a los moradores de esta tierra, el cananeo y el ferezeo; y teniendo yo pocos hombres, se juntarán contra mí y me atacarán, y seré destruido yo y mi casa”. Jacob tampoco hablaba del honor de Jehová sino del peligro en que había puesto a su familia. La respuesta de ellos enseña su actitud sin arrepentimiento. “Ellos respondieron: ¿Había él de tratar a nuestra hermana como a una ramera”? Pero no fue cierto; aunque sus acciones no eran justas, Siquem no había tratado a Dina como ramera.
¿Qué lección puede haber por nosotros en este capítulo tan triste? Sugiero que primero veamos las consecuencias de descuidarnos el andar con Dios en nuestra vida personal. Acaso pensamos que solo afectamos a nosotros mismos, pero no es cierto. El descuido de Jacob afectaba gravemente a toda su familia. Segundo, vemos como la falta de testimonio y admonición a sus hijos dejaba a los hijos de Jacob sin brújula moral. Dina no sabía de lo inmoral de acostarse con un hombre como soltera. Simeón y Levi no sabían cómo corregir la maldad, sino cometieron homicida en su pretensión de restaurar una injusticia. Dijo Jacob muchos años después, habiendo aprendido caminar por fe “Maldito su furor, que fue fiero; Y su ira, que fue dura”.
Cuando hay pecado en la asamblea, ¿es posible que reaccionemos como Simeón y Levi? Hay que recordar que no se puede corregir la carne en otro con la carne en nosotros mismos. No resulta bien y no honra a Dios.
8 junio de 2014