Primeramente quiero corregirme, algo que escribí, sobre el Salmo 139 que en verdad es Salmo de David. “Al músico principal. Salmo de David”. Mi error la semana pasada resultó a través de la forma de la Biblia que estoy usando en la computadora, que enseña el titulo antes que el número del Salmo en vez de después como la mayoría de las Biblias.
Volviendo al tema de nuestro profeta Jonás; Jehová no iba a dejar su siervo sin corrección. “Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave. Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno clamaba a su dios”. Eran marineros sin conocimiento del Dios verdadero, y por eso clamaron a sus ídolos, dándose cuenta de su condición desesperada. Pero Jonás, huyendo de la presencia de Jehová se quedó muy dormido, inconsciente y aparentemente sin preocupación. Es muy interesante ver como los paganos mejor entendieron su atrevimiento, conociendo el Dios verdadero y aun así huyendo de tal Dios. “Y aquellos hombres temieron sobremanera, y le dijeron: ¿Por qué has hecho esto? Porque ellos sabían que huía de la presencia de Jehová, pues él se lo había declarado”. Imagino que era de mucha vergüenza a Jonás el escuchar estas palabras de los marineros, que se dieron cuenta de una vez que Jonás conocía el único Dios verdadero. ¿Y no ha sido antes así con usted, querido lector? Por lo menos tengo que confesar que me ha pasado más que una vez y me ha dado bastante vergüenza, que los inconversos me han visto haciendo algo que es indigno de un cristiano, y me han reprendido.
Pero Jonás sigue, demasiado terco. Bien sabia que sin arrepentimiento no podía clamar a Dios, y se quedó en silencio. Pero, se da cuenta que es muy cierto, que sus acciones han traído grandes dificultades sobre personas menos responsables que él. “Él les respondió: Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará; Porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros”. Acaso pensaba que no iba a ser así; que nadie mas que el mismo iba a sufrir, si Dios iba a castigarle por su desobediencia. Pero Romanos 14:7 nos dice algo muy importante: “Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí”. Si pensamos que podemos seguir nuestra propia senda, en desobediencia al Señor, sin afectar a los demás, estamos muy equivocados. Pero también es cierto si seguimos al Señor con más devoción y fervor, también anima y afecta a los demás. Jonás ahora se da cuenta de que su fuga esta amenazando con muerte a personas ignorantes del Dios verdadero. Pero también es de suma grandeza que Dios usaría aun a su profeta rebelde para ser testimonio a estos marineros, pues después de echar a Jonás en la mar, ellos llegaron a ser creyentes en Jehová, Dios de Israel. Este es la gracia y soberanía del Dios que conocemos.
“Y tomaron a Jonás, y lo echaron al mar; y el mar se aquietó de su furor. Y temieron aquellos hombres a Jehová con gran temor, y ofrecieron sacrificio a Jehová, e hicieron votos”. Así Jonás, desobediente y rebelde, llega a ser substituto por los marineros paganos. Forma un gran contraste Jonás con nuestro Señor Jesucristo, que ha sido substituto por nosotros. Pensamos sobre los versículos tan profundos e importantes en Filipenses 2: “Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Jonás, desobediente hasta la muerte. Jesús, obediente hasta la muerte. ¡Alabado sea su glorioso nombre!
Continuaremos la semana que viene con otro prototipo en el libro de Jonás; los sufrimientos de Cristo anticipados a través de las palabras de Jonás en el vientre del pez grande.
13 de febrero de 2012